martes, 19 de junio de 2012

CONFECCIÓN DEL TELÓN DEL TEATRO COLÓN

1931 - 2011

RICARDO CARLOS ARIAS - 4846 1823 -
tapiceriacarlosarias@gmail.com


Y yo tengo el Orgullo de contarles que fui parte integrante de tamaña tarea, como supervisor de Tapicería del Teatro Colón.





El 25 de mayo de 1908, el Teatro Colón se inauguraba y mostraba a su público una de sus caras más preciadas: el telón pintado en París por Marcel Jambon, que prolongaba la pintura del manto de arlequín que hasta hoy corona el escenario.
Su sistema, de tipo alemán, hacía que la tela –un lienzo de lino- corriera verticalmente, marcando la época inicial de nuestra sala. Esta pieza se guarda en los talleres del Colón, como se hará con la que hoy despedimos.
En 1931, con la incorporación plena del Teatro a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y la implementación de los cuerpos estables -Orquesta, Coro
y Ballet- creados seis años atrás, un nuevo telón señaló el comienzo de una era que se prolongó hasta el presente. Su sistema italiano, de dos hojas que se izan mecánicamente y luego caen libremente, ayudadas por valletos, sirvió para revelar la magia de cada temporada durante ochenta preciosos años. Ahora, en pleno siglo XXI, con un Teatro Colón puesto a punto a través de una extraordinaria restauración conservativa, una nueva etapa merecía jalonarse con otro eslabón de este rico historial: el telón ganador de un concurso convocado al efecto será ahora la renovada cara de un teatro que mira al futuro sin olvidarse de su pasado.
El Plan de Obras del Teatro Colón ha incluido la restauración y conservación del telón anterior, para su uso en ocasiones especiales, y la incorporación de un nuevo telón para el siglo
XXI. El diseño de la ornamentación de este nuevo telón fue objeto del concurso que hoy muestra sus frutos.
Al encararse el diseño de un nuevo telón para el Teatro, se habían llevado adelante otras acciones como, por ejemplo, la limpieza y la restauración de los paramentos y ornamentos
de la sala, como el caso de los antepechos de los niveles de palcos. Allí la limpieza y restauración
no sólo restituyó los colores originales sino también los brillos de los dorados. De tal modo, el público acostumbrado a una sala envejecida y apagada, encontró, en la reapertura del Teatro, una sala rejuvenecida y viva.
Estos datos tuvieron importancia especial para el diseño del nuevo telón. Quienes imaginaron en arte visual sus creaciones, necesitaron tener en cuenta no sólo las formas, texturas, materiales y colores del ambiente en el cual hoy se inserta el nuevo telón, sino también el estado de limpieza y pureza que tendría la sala restaurada.

Escalas cromáticas
Dentro de este aspecto, se consideraron las escalas cromáticas de la sala, arco escénico y manto de arlequín. Existe documentación histórica que registra el hecho de que esas escalas no sólo fueron producto de una buena inspiración artística, sino también de una esforzada
búsqueda experimental.Dentro de este aspecto, se consideraron las escalas cromáticas de la sala, arco escénico y manto de arlequín. Existe documentación histórica que registra el hecho de que esas escalas no sólo fueron producto de una buena inspiración artística, sino también de una esforzada búsqueda experimental.
Hay testimonios de época que documentan las preferencias cromáticas del arquitecto Meano y cómo esos proyectos fueron modificados por el arquitecto Dormal cuando, hacia el término de la obra, en 1907, se ajustó sucesivas veces la escala cromática y la iluminación artificial para lograr la armonía deseada. Y se sabe también de un modo seguro, que la gama de tintes fue regulada en el sentido de un itinerario del público en su trayecto desde las circulaciones perimetrales hacia el recinto del auditorio. También es especialmente importante el hecho de que la regulación final de tintes y tonos fue decidida a partir de la aceptación de que la paleta que debía primar era la que definían el manto de arlequín y el telón de tela, ambos productos estéticos del avezado atelier de diseño teatral de Marcel Jambon, en París.
Curiosamente, y a pesar de que el público habitual del Colón se ha acostumbrado al telón de terciopelo rojo –cuya gran calidad escapa a toda duda- la armonía entre ese valioso elemento
y el conjunto de la sala, es menor que aquella que logró el telón de tela pintada de 1908.

Antecedentes
El rediseño de un fragmento en un conjunto estético total, posee muchos antecedentes, algunos
exitosos y otros fracasados. En los grandes teatros de ópera del mundo, hay dos casos interesantes para comparar actitudes: uno de ellos es la pintura de la cúpula de la Ópera Garnier de París. Existe abundante documentación acerca de la iniciativa de André Malraux, de las ideas que sustentan la creación de Marc Chagall, de la polémica que originó el proyecto
y de cómo fue la recepción pública de la obra a lo largo del tiempo.
Como consecuencia directa, el otro caso fue la iniciativa de darle una nueva pintura ornamental
a la cúpula del Teatro Colón de Buenos Aires, que tuvo en Raúl Soldi a un notable ejecutor.
Soldi heredaba una tradición familiar vinculada a la música, a la ópera y al Colón. No obstante, como en París, las polémicas existieron y se hallan documentadas.
En ambos casos, la creación artística nueva no renunció en ningún momento a su contemporaneidad, pero buscó empeñosamente la armonía, por sensibilidad, por respeto y por
buen sentido social.

Preservación del Patrimonio
La incorporación de un nuevo telón al Teatro Colón de Buenos Aires se inscribió dentro de
la misma filosofía operativa de la restauraciónconservativa. Esto implicó el reconocimiento
de la herencia como factor prioritario, pero también la prevención en contra de la falsificación
de la historicidad de lo nuevo.
La preservación del patrimonio cultural es una conciencia y una acción cuya sistematización
teórica arranca en tiempos de la Revolución Francesa, se desarrolla vigorosamente en el
siglo XIX y se convierte en equilibrios y consensos entre expertos a lo largo del siglo XX.
Dentro de esa historia, superando los planteos románticos ingleses y franceses y los científicos
italianos y mundiales del pasado siglo, los organismos internacionales integrados por
profesionales han venido institucionalizando la especialidad y emitiendo, en sus congresos
internacionales, documentos científico-normativos que constituyen hoy el núcleo objetivo de la disciplina.
En este terreno, la creación del telón del siglo XXI para el Teatro Colón, se inscribió necesariamente dentro de las acciones de restauración conservativa, lo que implica creatividad
con conciencia del contexto heredado.

La embocadura del escenario del Teatro Colón
encontrarse con la columna de palcos avantscène, que actúan visualmente como sólidospilares calados y articulan espacialmente la sala con el sector del foso de la orquesta y el gran arco de la embocadura del escenario.  
Este sector es realmente clave en el diseño de la sala y de su continuidad en el palco escénico, y el mérito del diseño del Colón se nota también en este punto.
El muro en el cual se abre la boca del escenario, está resuelto del tal modo que prácticamente
resulta casi imperceptible, cuando, estructuralmente cumple una función constructiva importante que el público no tiene a la vista.



El Manto de Arlequín
En cambio, un papel decisivo en el aspecto visual lo cumple el “Manto del Arlequín”. Esta pieza singular, presente en muchos de los grandes teatros, toma su nombre de aquel personaje típico –y canónico- de la Commedia dell’arte italiana que tanto influjo tuvo en el desarrollo del teatro francés. Por costumbre, a esta pieza del teatro se la dio en llamar así.
El Manto del Arlequín es una pantalla fija, que, conceptualmente, integra la escenografía semifija del teatro, en conjunto con el arco fijo y el telón móvil. Es, como explica su restauradora, Teresa Gowland, “el remate fijo del telón original ubicado en la boca del escenario”. Y es preciso destacar este hecho: el manto, es una tela compuesta por tres piezas cosidas y adheridas a una placa metálica (marouflage) y pintada exteriormente en forma artística, con un motivo ornamental. En el caso del Colón, este diseño fue realizado por el mismo atelier de París (Marcel Jambon) que produjo el telón original de 1908, también una tela pintada, al estilo de la época.
El Manto del Colón, -escribe Teresa Gowland-“representa un gran paño en tonos de rojo plegado y recogido mediante bandas y cintas, que se encuentra enmarcado por una guarda profusamente ornamentada, la cual simula una pasamanería bordada con hilos de oro. En ambos extremos superiores se destacan dos mascarones que representan “La Tragedia” y “La Comedia”.”

Los tres telones 

Esta pieza –el Manto del Arlequín- es una referencia esencial cuando se habla de los telones del Teatro Colón. Y vale aquí el plural, porqueel Colón tuvo un telón inaugural y otro tradicional de terciopelo rojo, que no es original pero es característico, antiguo y también muy valioso. Y que, al llegar al siglo XXI, se encontraba en tal estado de deterioro que ha sido necesario emprender no sólo una importante restauración, sino también concretar la confección de un nuevo telón, ignífugo y tecnológicamente moderno.
Qué es un Telón
Resulta innecesario describir las características visuales esenciales de un telón de teatro de ópera porque son ampliamente conocidas. Sin embargo, no todo el público de la ópera conoce el hecho de que un telón es un artefacto complejo, del cual su superficie textil y
su ornamentación visible son sólo uno de sus
aspectos.
Un telón no es sólo una tela, sino que es un complejo textil, con una estructura resistente interna en forma de malla que actúa como sostén reticulado de un género de gran tamaño y consiguiente peso. Los telones de teatros de ópera se hallan dentro de un margen que puede alcanzar la media tonelada o una tonelada y media. Además, existe un sistema interno de sujeciones y ruedas que permiten su izamiento, su movimiento y el manejo intencionado de su velocidad de desplazamiento. Y existe un complejo e importante mecanismo por medio del cual
se producen esos movimientos. Un telón, además, es un recurso teatral. No es sólo una pieza estética ni un paño que abre o cierra la boca del escenario. El movimiento del telón es parte de la representación. Y un telón, también es un plegado, no un plano. Y un volumen, un objeto tridimensional. Y un espectáculo “perspéctico”. Y una imagen en movimiento que, en la medida en que se oculta, va desapareciendo en forma dinámica pero gradual y no en un sólo instante.

MEMORIA DESCRIPTIVA del TELÓN EXISTENTE

El telón de boca constituye una pieza ornamental excepcional de la Sala del Teatro Colón. Pero el telón es también una
pieza funcional fundamental para el funcionamiento del teatro y como tal es una pieza muy exigida en cuanto al uso: abre y cierra numerosas veces al día, tanto en ensayos como en funciones. Se iza en forma mecanizada y cae en caída libre. Es decir que es un enorme paño lujoso y pesado sometido a un esfuerzo mecánico muy considerable. El telón que hoy se reemplaza, como se ha señalado más arriba, no es el que data de 1908, momento de la inauguración oficial del Teatro Colón. El telón original, que se encuentra guardado en el Teatro, era muy distinto del actual y era una pieza de menor importancia. Se trata de un gran lienzo de lino, pintado, que subía entero y quedaba oculto tras el “manto de arlequín”. Por diseño y por colores, este reemplazo implicó un gran cambio estético en la Sala, que adquirió así una pieza textil de extraordinario valor, pero que a la vez, rompió con la percepción integral del gran arco de embocadura. A partir de entonces el espectador visualizó dos piezas, el manto superior fijo, y el telón de terciopelo móvil, que no componen una unidad.
La función esencial del telón del Teatro Colón -para ser más precisos, su telón de boca-, es revelar el hecho artístico –corriendo el velo que lo separa del público y haciendo posible el milagro de la comunicación entre el artista y el destinatario de su mensajepero al mismo tiempo ocultar sus mutaciones, cambios de escena, secretos y trucos que sostienen el complejo entramado de un espectáculo y que con su misterio potencian su encanto y sugestión.
Las cifras sirven para darnos una idea de las dimensiones de la caja escénica que ese telón oculta. El escenario del Colón mide 35,25 m de ancho, 34,50 m de profundidad y 48 m de altura. Su boca tiene un ancho de 18,25 m y una altura de 19,25 m, y el telón que la enmarca la quita 1,50 m de ancho por 5 de alto.
La diferencia entre la altura y el ancho de la caja y la boca del escenario está dada hacia lo alto por los espacios necesarios para la maquinaria y los puentes de luces, y hacia los costados por las coulisses u “hombros”.
Sobre el telón, enmascara esta diferencia un telón rígido de vista, verdadero trompel-oeil cuya “pintura académica” –que semeja un telón izado y replegado sobre un madero- es, al decir del arquitecto Bellucci, de una perfección “que recuerda el engañoso velo de Parrasio”.
Por debajo de él, claro está, tenemos al telón que hoy se reemplaza, de 26 m de ancho por 22 m de alto, compuesto de dos hojas de terciopelo verticales que, juntas, pesan casi una tonelada y media. Horizontalmente, está integrado por el telón propiamente dicho, confeccionado en terciopelo con aplicaciones que forman dibujos en cuero, brocatos, hilos de oro y pasamanería, y un refuerzo superior vinculado a la maquinaria de izado.
Este mecanismo de corrimiento lateral, a diferencia de otros telones que suben y bajan en una única pieza, ha requerido tradicionalmente la ayuda de dos vallettos que amortiguaran el contacto de las dos hojas al cerrarse sobre la escena, y al mismo tiempo de un sistema que permita descorrerlo hacia los costados soportando su importante peso. Mientras en las funciones de ópera y ballet el telón se abre y cierra con cada acto o cambio de escena, según las indicaciones del director de escena y las características de la puesta, en los conciertos sinfónicos permanece abierto para permitir la ubicación de la orquesta sobre el pistón del foso.
En ocasiones, para conciertos de música de cámara o recitales, el telón puede permanecer cerrado con los artistas por delante sobre el pistón, amplificando naturalmente el sonido camarístico para hacerlo correr por toda la sala con eficacia única para un espacio de tales dimensiones. Estas diversas modalidades que aceleran el desgaste de la pieza han generado que el telón sufriera varios cambios a lo largo de la historia del Teatro Colón. Por de pronto, el primitivo telón era pintado, siendo reemplazado en la década de 1920. El usado hasta hoy estaba confeccionado en terciopelo de algodón francés, cuyos paños necesitan continuas restauraciones o reemplazos para garantizar la continuidad de su vida útil. A partir de la década de 1960 y con frecuencia creciente, fue remendado y sustituidas algunas de sus piezas, especialmente las decoradas con exquisitos bordados en seda y guirnaldas de flores de cuero pintado. En rigor, los únicos géneros originales que sobrevivieron al siglo de vida del Colón son los brocatos de seda que tapizan los fondos del palco oficial.
Después de sucesivos proyectos, que incluyeron el reemplazo de todos los géneros por otros que reprodujeran los brocatos de los diseños originales, la sala guardará este telón emblemático mejorado y restaurado, a la vez que, instalará un nuevo telón de diseño original, que permita un funcionamiento acorde con la intensa vida artística que siempre ha tenido el Teatro Colón.